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Cuando el cambio no es la solución

Publicado: 2011-10-11

La muerte por intoxicación de tres niños en Cajamarca tras ingerir alimentos que les repartió el Programa Nacional de Asistencia Alimentaria (PRONAA) es lamentable; que la Ministra de la Mujer Aída García Naranjo haya preferido bailar reggaeton con el ‘Puma’ Carranza que presentarse en aquella Región para asumir responsabilidades, también.

Es claro que la sugerente indiferencia que mostró la Ministra ante esta tragedia -porque presentarse ocho días después de lo ocurrido en Cajamarca no comunica preocupación- puede ser justificación suficiente, para algunos, de exigir la renuncia inmediata de García Naranjo, pero ¿Qué se logra haciéndolo?

Es bueno recordar que la titular del MIMDES tiene un trayectoria laboral orientada a la defensa de la mujer y de los niños, es probable que sea uno de los pocos peruanos que conozca la realidad social del interior del Perú. Se ha dedicado a impulsar programas sociales con la ONG Centro de Democracia y Desarrollo antes de estar en el cargo que ocupa. Tal vez no haya persona más capacitada y oportuna que ella para desenvolverse como Ministra de la Mujer y Desarrollo Social.

No se puede enmendar tamaño hecho -porque la muerte de una persona simplemente no se puede corregir-con la destitución del jefe del Pronaa, Dante Mendoza Antoniolli, sobre todo si la elaboración de esos alimentos y la organización del programa se arrastran del gobierno anterior, García Naranjo debe quedarse en el puesto no sólo para reivindicar su trabajo y el de su ministerio, sino también porque es la persona idónea, por lo anteriormente expuesto, para manejar el problema.

Además de no ser la responsable directa de la muerte de los niños, ni de la actitud de Mendoza Antoniolli frente a cámaras ofreciendo dinero a las familias afectadas que hundió aún más la imagen de la Ministra ¿De qué serviría cortar su cabeza si el Pronaa se mantiene igual?


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El cuento no contado

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